Ginebra y Karl se colaban en las casas de los vecinos que no tenían tiempo de cuidar de su jardín.
Les regaban las plantas a cambio de algún tentempié que encontraban en la nevera, y con los años, ella se convirtió en una notable botánica y él se casó con un gigantesco abedul. pic.twitter.com/n3C5bVwOou